El
psicólogo Ralph Metzner hizo un estudio de la relación entre elementos (tipos
de personalidad) y conflictos. Según sus conclusiones cada elemento metaboliza a su
manera los conflictos y los obstáculos.
Los signos de fuego (Aries, Leo y Sagitario) se crecen y ganan poder ante los obstáculos, los derriban a la fuerza, los queman o los ahuyentan; el tacto y la diplomacia no son virtudes de este elemento.
Los signos de aire (Libra, Acuario y Géminis) tienden a “elevarse
por encima del conflicto y a flotar alrededor de él.
Los signos de agua (Cáncer, Escorpio y Piscis) detestan todo tipo de conflicto, excepto los del signo escorpio, los cuales se
motivan ante problemas y retos, así pueden medir su fuerza, su resistencia y
sus recursos. Sin embargo los escorpiones guardan silencio para evitar causar
más conflicto”.
Los
signos de tierra (Capricornio, Tauro y Virgo) desdeñan el conflicto. Prefieren absorber poco a poco el
grueso del problema. Son sólidos y cuando se les presiona afrontan el problema
resistiendo al máximo.
Para Lois Sargent, los signos de fuego responden con intensidad a los conflictos,
prefieren acción directa y actúan por impulso en lugar de deliberar la
situación. Los signos de tierra se motivan ante resultados prácticos y útiles,
suelen tener mucho sentido común, aunque no siempre lo usen.
Los
cuatro elementos nos ayudan a entender el desarrollo de los cualquier
acontecimientos de nuestra vida. Por ello es importante no solo entender cada elemento
sino el orden en que actúan:
El fuego actúa rápido, suele ser el primero pues corresponde al impulso inicial. Es innovador y pionero, irreflexivo y arriesgado, el deseo de cambiar para mejorar, una nueva o diferente aventura, o de abrir una vía nueva.
Después viene el aire con sus reflexiones
sobre el nuevo asunto traído a la mente por el fuego, viendo los pros y
contras, analizando datos, libros, información, comentarios, opiniones, y la experiencia de otros; el
aire hace planes y previsiones, es decir plasma la idea en un mundo mental.
El
tercer elemento es el agua, es la fuerza y la motivación para empezar a actuar,
la capacidad de vencer los miedos y lanzarse a hacer cosas, complaciendo a
otros, especialmente al fuego, que se muere de ganas de actuar, y al aire, que
está mareado de tantos datos y planes, y se encuentra paralizado por tanta
información; el agua puede ser brusca e intensa y no necesariamente cuidadosa,
más bien busca eliminar todo rastro de lo que había antes.
Al final está la
tierra, el que hace lenta y cuidadosamente el trabajo, sin arrebatos ni golpes
bruscos del agua, todo en orden, limpieza, precisión, siguiendo el plan y sin
cambios de última hora, listos para repetir el proceso tantas veces como haga
falta, y producir tanto como sea
posible.
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